El cariño es un aspecto fundamental en el desarrollo de un niño. Los abrazos, las caricias y los besos ayudan a crear un estado de confianza y seguridad en los pequeños. El conflicto
surge al determinar hasta que punto debemos llevar ese cariño en
determinados momentos como, por ejemplo, la hora de dormir o de comer.
Así, mientras algunas teorías, como la del 'Método Estivill', afirman que es necesario evitar coger al niño cada vez que llora, acudir a él de manera inmediata, etc. para no crear una dependencia del pequeño a los progenitores, otras como la del popular libro 'Bésame mucho' defienden
el uso del cariño para combatir situaciones complicadas: llamadas de
atención, rabietas, problemas a la hora de dormir..
Lo cierto es que, independientemente al extremo que nos acerquemos o lo
firmes que queramos ser ante determinadas situaciones, el hecho de que
el pequeño sienta el cariño de sus progenitores en el día a día a través de un abrazo o una caricia es fundamental.
Por tanto, aplicar un método u otro para casos como la hora de dormir,
no te convierte en un padre más o menos cariñoso, pues eso se debe
demostrar en el día a día.
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